Quería sentarme a escribir tranquilamente, desde hace mucho tiempo, pero siendo sincera he priorizado otras cosas.
Hasta hoy.
Estamos viviendo una situación que nunca habíamos imaginado. Nadie pensaba que llegaríamos a estar encerrados 19 días en casa por culpa de un maldito bicho que nos debilita poco a poco en algunas ocasiones, y en otras lo podemos tener de manera asintomática.
Nunca antes nos habíamos visto en esta situación. Nunca antes habíamos tenido que dejar a un lado nuestros puestos de trabajo para trabajar desde casa, aquellas profesiones que pueden hacerlo. Nunca antes habíamos estado tan lejos de los nuestros y de sus besos y abrazos.
¿Y por qué escribo ahora? ¿Por qué hoy he decidido sentarme frete al ordenador y volver a disfrutar de algo que me llena y me da vida?
Pues bien, todo tiene un porqué y en esta ocasión no iba a ser menos. Hoy por “desgracia” no me siento feliz al sentarme frente al ordenador, con el folio en blanco y teniendo claro aquello que quiero plasmar. No. Hoy estoy cansada y a la vez triste.
Quienes me conocéis, sabéis que soy una luchadora nata. Defiendo mis ideas y mis principios como la que más. Soy ecuánime y justa. Así que ha llegado el momento. Hoy es el día.
Estoy cansada de leer en muchas publicaciones, redes sociales, artículos, noticias… que los maestros/as estamos de vacaciones. Eso no es verdad. Es una mentira como una catedral. Nuestra profesión, por suerte, se vive al instante. Es un día a día continúo de aprendizaje de emociones. Como he dicho antes, nadie pensaba que llegaríamos a vivir un momento tan duro como el que estamos teniendo estos días en nuestra ciudad, comunidad, país, continente e incluso en el mundo entero.
Nosotros, los maestros/as, desarrollamos nuestra labor en las aulas. Esto no quiere decir que, aquí viene otro de los tópicos de nuestra profesión, cuando acaba nuestra jornada laboral no hacemos nada. Y que en los periodos de vacaciones estamos tomando el sol, una cerveza o simplemente leyendo a la bartola. No señores y señoras. Los maestros/as somos mucho más y vamos siempre un paso hacia delante.
Dedicamos las 24h del día a pensar actividades, propuestas, dinámicas, hacer materiales… para luego llevarlos a la práctica. ¿Quién de aquí no ha tenido una idea duchándose? ¿A quién no se le ha ocurrido una nueva actividad para realizar con sus alumnos estando de viaje? ¿Y fregando los platos? ¿O andando por la calle?
Somos la perfecta definición de vitalidad. Estamos vivos. Incluso cuando nos vamos a dormir, muchas veces tenemos que levantarnos a apuntar nuevas ideas o grabarlas como nota de voz.
Y muchos/as os preguntaréis, ¿por qué todo esto? La respuesta es bien fácil. Nos apasiona nuestro trabajo. Nos gusta lo que hacemos. Y hoy necesitaba recordarlo.
Como bien he dicho, estoy triste. Ahora mismo, con los 19 días que llevamos de cuarentena, y los que todavía nos quedan por vivir, la docencia está muy desprestigiada. Muchos/as se piensan que estamos en casa vacaciones modo ON, que nos despertamos a las 12 todos los días, nos tiramos en el sofá con una cerveza o refresco y a ver el día pasar, y no saben que seguimos trabajando. Con esta situación que estamos viviendo, muchos/as docentes hemos tenido que reinventarnos. Otros, nos hemos actualizado en el mundo de las nuevas tecnologías. E incluso están los que todavía prefieren mandar las tareas pertinentes del libro de texto. Todo es válido. Pero sobretodo, todo es respetable, ya que cada docente tiene su forma de trabajar, su metodología personal y propia. Como se suele decir: “Cada maestrillo, tiene su librillo”.
Pero debemos de recordar y ser conscientes que el material que enviamos a las familias para que nuestro alumnado pueda seguir el transcurso de su proceso de enseñanza-aprendizaje durante esta situación, no debe de ser excesivo, ni agobiante, pues ahora más que nunca, debemos de mantener esa unión, relación, confianza y apoyo entre familia-escuela, siendo nosotros los que facilitemos esta nueva etapa de nuestras vidas.
Las propuestas que se envíen además, deben de estar bien explicadas. Por favor, no somos todos iguales y debemos procurar que se entiendan los objetivos planteados.
Nosotros/as, durante esta cuarentena, seguimos programando, creando materiales que sean accesibles para todo nuestro alumnado, ahora más que nunca. Los maestros/as seguimos reuniéndonos vía Skype, zoom, videollamadas de cualquier tipo. Continuamos con nuestros claustros, formación, evaluaciones.
Todo sigue adelante.
Así que por favor, por nosotros/as, por vuestros hijos/as que son el presente y el futuro de nuestra sociedad, no hagáis ese tipo de comentarios sobre esta profesión que tantos beneficios da. Porque os recuerdo que… ¿Quién sería abogado sin un profesor que le enseñara? ¿O médico? ¿Y arquitecto?
Los maestros/as siempre han estado ahí. Estamos ahí. Estaremos ahí. En las duras y en las maduras. En lo bueno y en lo malo.
No caigáis en el tópico típico comentario, aunque esté claro que siempre hay excepciones. Pero hacedlo por el resto.
Os pido por favor, de nuevo, que no desprestigiéis la labor de un/a docente. Y mucho menos, en esta situación tan extravagante que todos estamos viviendo.
Después de todo esto, vuelvo a sonreír y a pensar en lo afortunada que soy por tener, bajo mi punto de vista, la profesión más bonita del mundo.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada