divendres, 18 d’octubre del 2019

El pistoletazo de salida



Viernes 4 de octubre de 2019. 6:40h de la mañana. Todavía es de noche en la calle. Suena el despertador y de un bote me levanto de la cama. Todavía con las legañas puestas, escojo el modelito que llevaré mi primer día, pues la noche anterior, hubo ensayo de teatro en la Falla y fue llegar a casa y caer rendida a los brazos de Morfeo. 

A las 7:15h, me dispongo a bajar al garaje para coger el coche. En el día de ayer, dediqué tiempo para ver la ruta que debía de seguir para llegar a mi destino. Sí, digo mi destino muy orgullosa, pues como os dije, cubriré una sustitución para todo el curso. 

Mentiría si dijera que no estoy nerviosa. Por un lado, me da miedo el tráfico, la congestión y las posibilidades de accidentes que puedo encontrarme a mi salida de la ciudad, pues debo de hacerlo por la famosa Pista de Silla, y si nunca me ha gustado, no lo va a hacer ahora. Por otro, tengo por delante 1:05h de viaje. No conozco la carretera, y espero que el GPS no me haga alguna jugarreta. 

Después del viaje, llego media hora antes a Benigánim, mi destino. Como todavía no conozco el pueblo ni sé situar el centro, consulto con una ex compañera del cole, que estuvo aquí el curso anterior, por dónde debo de entrar. 

Cuando bajo del coche, mi sorpresa es ver un cole, de pueblo, que se encuentra dividido en 3 edificios, cada uno en una parte del Pueblo. Como me dijeron, yo debía de acudir al edificio de segundo y tercer ciclo, donde además se encuentra secretaria, administración y dirección. 

Entro. De los nervios se me ha volcado un poco de té en la camiseta, y para mi suerte, es blanca. ¡Empezamos bien! 

Me recibe una chica de pelo rizado, muy agradable a primera vista y me comenta que la directora está al caer. Mientras se acerca la hora punta, voy conociendo poco a poco, a los que serán mis próximos compañeros/as. Muchos me saludan y me miran raro, cómo diciendo “ésta quien es”, otros se dedican únicamente a saludar y sonreír, e incluso hay un grupo de 3 chicas que se acercan y empiezan a preguntarme sobre mi vida. Lo típico: nombre, de donde vienes, si te quedas aquí a dormir o vuelves a casa, si es el primer destino… Preguntas rutinarias que forman parte de la educación y respeto hacia una nueva incorporación. Nos llevaremos bien, o eso creo.

Cuando llega la directora, entramos a su despacho. Ella es una chica muy campechana, súper “valencianota”, y que me pone al día sobre el centro enseguida, incluso me dibuja un plano de las aulas para que no me vuelva loca buscándolas. Después del papeleo y de la primera toma de contacto, me da las que serán mis llaves del cole y de mi aula, y me lanza a la piscina. 

La primera hora la dedico a situarme un poco. Después de ver el horario que me había preparado la compañera a la que sustituyo, decido ponerme manos a la obra. Me leo los historiales del alumnado con el que voy a trabajar, para estar un poco preparada, veo cómo ha sido su evolución y trabajo hasta el momento, doy una vuelta por la clase para ver los materiales, libros, recursos… con los que cuenta. La hora pasa volando. 

Es el momento. Decido ir a la clase de mis primeros alumnos para hablar con su tutora y qué me ponga en situación. Le comento que me gustaría verles en el aula, como se desarrollan, sus actitudes, con quien comparten espacio…  

Y así me paso la mañana, entrando y saliendo de las aulas para ver con mis propios ojos al que será mi alumnado durante el próximo curso. Por suerte, los viernes únicamente tengo tres horas lectivas, así que cuando es la hora, vuelvo a mi habitáculo, me siento y organizo todas las notas que he ido tomando de cada uno. Hoy no me ha dado tiempo de conocerlos a todos, pero sí que me llevo una idea de muchos de ellos. 

Las dos horas siguientes, de 12-14h, son horas de Proyecto de Centro. En mi caso, estoy en el grupo de patios dinámicos y coeducativos, y me paso las dos horas en el patio, preparando juegos para pintarlos en el suelo y darle un enfoque educativo al tiempo de ocio y recreo. 

Cuando marcan las 14h, recogemos los trastos del patio, y nos despedimos hasta la próxima semana. 

Con una sonrisa de oreja a oreja, doy por finalizado mi primer día en mi destino para el curso 2019/2020. 

Ahora bien…

¿Sensaciones?

A día de hoy, sigo en una nube. Creo que eso lo describe a la perfección. 

Pronto os contaré mis primeros días…

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