Quien me conoce, sabe que no me gustan las despedidas. Soy una persona muy sensible de lágrima fácil.
Decir adiós nunca fue fácil, pero lo es menos cuando tienes que decir adiós en dos ocasiones.
El pasado 3 de septiembre, me adjudicaron una sustitución en Mislata. Cuando lo vi no pude contener la emoción, ya que por fin me había tocado algo "cerca de casa".
El día que me incorporé al centro, me comentaron que mi sustitución iba a ser para todo el curso, ya que la persona titular de la plaza, por motivos personales, llevaba años reduciéndose la jornada. Más contenta imposible, ya que iba a tener trabajo para todo el año y además podía compaginarlo con la oposición y dando una extra escolar en una Escuela Infantil. Ya tenía la vida organizada.
Pasaron los meses, y la verdad, disfruté muchísimo haciendo lo que más me gusta, enseñar y aprender a la vez. Ayudar a los niños/as que presentan cualquier tipo de necesidad y/o dificultad de aprendizaje. Sois de esas docentes que cuando se marcan un objetivo de trabajo, y ven que se cumple, le afloran las lágrimas de la emoción y el orgullo por el trabajo bien hecho, y hasta el momento, me había ocurrido varias veces en este curso.
¿Qué pasó para que todo cambiara?
Llegó el último día de clase. Martes 22 de diciembre, día de la lotería. Y la verdad, a mi poca lotería me tocó. Lo que me llevé ese día un un gran jarro de agua fría, ya que por parte de la dirección del centro, se nos comunicó a una compañera y a mi, que la persona titular de nuestra plaza quería cambiar su jornada, aún estando de baja.
Fue escuchar esas palabras, y derrumbarme por dentro. Algo no iba a salir bien. Mi intuición no suele fallarme. Y así fue.
La directora nos comentó que durante las navidades recibiríamos alguna notificación por parte del Centro, Conselleria o de la Dirección Territorial, que estuviéramos pendientes del móvil y del correo.
Os aseguro que fueron los 15 días más duros de mi vida, ya que todo parecía que se iba a derrumbar.
Estuve pendiente del móvil y del correo corporativode la GVA las 24h de todos los días. Incluso llegué a sentirme "una acosadora" al preguntarle varias veces a la directora, para saber si se sabía alguna cosa al respecto.
Me informé y asesoré con varios inspectores de educación sobre el tema, y varias personas del sindicato al cual estoy afiliada, que tengo que reconocer que estoy algo decepcionada por el falta de comprensión y ayuda que he recibido.
Pero nada. Nadie movió ficha, por tanto, el día 7 de enero, tuve que reincoporarme tal y como debía a mi puesto de trabajo. ¡Y yo encantada! Incluso llegué a pensar que si no habían noticias es porque no le habían aceptado el cambio de jornada y eso me beneficiaba, claro. Ay... Siempre nos aferramos a un mínimo rayo de esperanza...
Todos los compañeros/as, al verme allí, se llevaron una alegría inmensa, ya que para ellos la noticia tampoco resultó ser muy agradable.
Con el transcurso de la mañana, la jefa de estudios vino a mi aula para comunicarme que Conselleria había respirado y que fuera al despacho. Por su expresión, deduje que no eran buenas noticias las que se avecinaban... Y así fue. Entré y la directora con cara de apuro, tristeza y decepción me dio la noticia. Me habían cesado.
Pero esto no acaba aquí...
Mi cese estaba tramitado por parte de Conselleria a fecha...
¡Tachán! ¡31 DE DICIEMBRE!
Como lo leéis... Desde el día 31 de diciembre estaba "en la calle" y nadie me lo había comunicado. ¿Flipante no?
Pues así nos quedamos todos. ¡FLI PAN DO!
Porque además, no entendemos el porqué se ha quedado la otra compañera a trabajar, que llegó más tarde que yo a cubrir la otra parte de la plaza, de la persona titular que no se ha llegado a incorporar en todo lo que llevamos de curso. ¿Dónde queda el respeto por la antigüedad del interino?
Permitidme que diga esto, pero menos mal que el gobierno actual es de izquierdas y se supone que valora a las personas, las respeta y tiene empatía con ellas (modo ironía ON)...¿Velar por el trabajador? ¿Para qué?
¿Y ahora qué?
Con el cese enviado a Conselleria, por parte del centro, únicamente me quedaba esperar a que lo tramitaran pronto para poder volver a la bolsa y poder acceder a las adjudicaciones. Menos mal que eso fue así y hoy martes 12, puedo decir que vuelvo a tener centro.
No le deseo a nadie que pase los quince días que he pasado yo. No le deseo a nadie que se encuentre con una situación como la mía o similar. De verdad, es una angustia y pena enorme.